jueves, 24 de junio de 2010

Los despojos del cierzo


Hoy estoy un poco triste, pero no es una tristeza amarga y cruel como otras muchas veces. Es la tristeza analgésica de una partida. En un mundo enorme y descomunal donde los hombres vienen y van sin rumbo fijo sin apenas pararse un momento para ver que es lo que los rodea, hay lugar para el amor, la amistad y el consuelo mutuo. Si el hombre se parara por un momento y mirara hacía el cielo quizás podría mirar las estrellas y admirar por un momento su belleza.


Hace poco tiempo, armado de valor y lleno de confianza me detuve y observe algo maravilloso. Cegado por la belleza y el resplandor de un deseo observe anodado una mezcolanza de deseos, bellas caricias y una dulce sonrisa. Me perdí en los ojos eternos que me prometieron oro, placer y simple y llana felicidad. Plante una semilla de amistad y la regué con confianza, sonrisas y abrazos profundos.


El mar es tan azul y el cielo tan lejano. El ruido de las calles, la luz de las cenicientas luciérnagas, un mundo nuevo y bello que nos abrazaba en la quietud de la noche. Imagenes hermosas llenas de sentimiento que hacían retumbar mi corazón, que hacían palpitar mis sentidos, que me recordaban porque merecía la pena estar vivo. Sonreía, sin sonreír, me sentía feliz solo de ver mi rostro reflejada en unos profundos ojos negros.


Nunca creí que una mirada pudiera ser tan profunda, nunca creí que una mirada fuera capaz de abrazarme, de sumergirme en un mundo de sosiego y paz. Nunca creí que pudieran hacerme arrodillar con una simple parpadeo. Pero son tan profundos esos ojos, son tan oscuros y hermosos, casi, casi como la profundidad del universo, como el calor del sol, tan profundos y fascinantes como la vida misma. No era a mi a quien miraban aquellos ojos, no era a mi a quien amaban esos labios, no era por mi que palpitaba ese hermoso corazón. Pero me paro un momento y pienso, y solo una sonrisa coqueta salta a mis labios.


No intentes poseer la belleza, no intentes alcanzarla, hay algunas cosas hermosas que solo están reservadas a unos pocos pero el resto tenemos el consuelo de poder admirarlas, de poder mirarlas y abrazarlas con nuestros ojos. Un mundo tan grande, una vida tan bulliciosa, una vida tan ajetreada....Si eres capaz de pararte un momento y observar, te sorprenderás de la belleza innata en las cosas que te rodean.


No todas las lágrimas son amargas, no todas las despedidas lo son. Ayer se fue una buena amiga. Una buena amiga de ojos oscuros como el espacio infinito. No se si la volveré a ver, no se si nuestros caminos volverán a cruzarse. Pero se que siempre que levante la mirada hacía el cielo en una hermosa noche estrellada, recordare aquellos ojos en los que me deje acunar mientras me susurraban palabras de esperanza, amor y sencilla y bendita amistad. Hasta nuestro próximo encuentro, amiga mía. Espero volver a admirar de nuevo tanta belleza en una mirada...Espero..... Pero esa es otra historia.

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