Recuerdo como si fuera ayer cuando sentado en una fría tarde de invierno vi por primera vez un vídeo sobre Tokyo grabado por un turista. El turista mostraba su ilusionado viaje, su llegada y su primera excursión, que fue a lo alto de la Tokyo Tower, una famosa torre de Tokyo a la que se podía subir con un ascensor. La verdad, a mi no me llamo mucho la atención el sitio, pero hoy visitándolo he cambiado completamente mi opinión.
El segundo día de viaje empezó en Ginza, un barrio pijo por excelencia lleno de altos edificios propiedad de las principales marcas de la electrónica, la moda y la tecnología. Como zona pija por excelencia, estaba llena de gente de bien, coches caros y muchos muchos turistas. Primero fuimos a la tienda de Apple, donde me horrorice de los terribles precios de los complementos de la dichosa marca. Sin comprar nada y tras subir y bajar del ascensor automático, nos encaminamos a la tienda Sony, donde pudimos ver lo último de lo último de la tecnología de la marca de electrónica. Maquinas antivibraciones, televisiones 3D y demás inventos curiosos todos ellos adornados por miles y miles de peceras con extraños peces. Bueno, en realidad había solo dos^^.
Tras eso nos encaminamos al palacio imperial. Allí me encontré con un poderoso enemigo, el sol abrasador tokyota. Como la crema la tenía en mi maleta extraviado me di cuenta demasiado tarde de que aquel sol me estaba abrasando la cabeza. Mi piel se estaba tornando peligrosamente roja, así que anduve por las pocas sombras que nos ofreció la inmensa explanada del palacio intentando uir del sol sin mucho éxito. Allí había mogollón de arboles pero ninguno mas alto de dos metros y por supuesto poseedores de sombrar casi inexistentes de lo ñoños que eran. Bonitos, mucho, pero infuncionales. El palacio imperial en si es un inmenso jardín a merced del duro sol del verano. Nos cruzamos con un grupo muy numeroso de Nippones que estaban limpiando los jardines del emperador a mano, cuando pasamos a su lado, todos al unisono nos saludaron como si estuvieran ocultando algo y tuvieran que disimular....Nose, recoger hierbas a pleno sol por voluntariedad....En fin, que no había na en el palacio imperial.
Tras comer y visitar la tienda Pokemon...Un centro pokemon en el centro de Tokyo en el que nos vimos asediados por miles y miles de niños yonkis dispuestos a hacerse con todo el maldito merchandansing pokemon. Los niños no se detenían ante nadie y mas de uno habría sido capaz de tirarme y pasar por encima mio para alcanzar el peluche de su porremon favorito. Aquella tienda, era el infierno. Como digo, después de la tienda fuimos a la Tokyo Tower y al templo que hay a sus pies. El templo, fue el primero budista que veíamos y la verdad es que estaba bastante interesante. Aunque no había ni Dios...solo Buda.
La verdad, no me hacía mucha ilusión subir a la Tokyo Tower, pero allí estaba, encima de la torre viendo Tokyo a mi alrededor. En ese momento, me acorde de aquel vídeo que vi una vez hace mas de 6 meses y un cumulo de recuerdos estallo en mi cabeza. Soy un afortunado y aquel lugar en el cielo el paraíso. Mirando por los grandes ventanales, paseando en soledad, las lágrimas recorrieron mis mejillas mientras contemplaba la belleza de la gran capital de este hermoso y maravilloso país. Tras un regreso por Roppongi, el barrio de las japonesa cachondas, las embajadas y las discotecas, me derrumbe destrozado y medio muerto en mi hotel. Al fin, con mi maleta.
El día termino pues, con sonrisas y nostalgias, agotado, quemado y con un eccema horrible por culpa del intenso sudor. Pero con un espíritu mas grande, un amor mas profundo por Tokyo y una parte de mi alma que reside ahora en lo mas alto de una torre de Tokyo. Espero volver pronto, espero volver a emocionarme con las maravillas que esconde. Espero...Pero esa, esa es otra historia.
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