sábado, 27 de noviembre de 2010

El Gran Buda


Tras dejar atrás multitud de templos nos dirigimos hacía, entre comillas, la principal atracción de la visita a Kamakura. Se trataba, del gran Buda que se alza en uno de los templos de la villa. La lluvia seguía castigandonos, no nos iba a abandonar en todo el día, y algunos ya estábamos algo cansados de estar todo el rato mojados, secarnos y volvernos a mojar. Yo en particular no estaba de muy buen humor. Para agravar la situación me enfentre a un odioso enemigo, los paraguas.

Los japoneses no son especialmente altos, y la acera que conducía hacía el gran Buda era bastante estrecha, con lo que apenas podíamos andar dos a la par por ella. Así que cada vez que nos cruzábamos con algún transeúnte en sentido contrario, nos teníamos que poner en fila y apretujarnos para poder pasar todos. Esto unido con lo anterior, hacía que mas de una vez, debido a mi altura privilegiada, recibiera mas de un paraguazo en to el ojo.


En definitiva, que cuando llegué al templo estaba mosqueado por la lluvia, mosqueado por los paraguazos y cansado de tanto andar. Lo primero que intente hacer pues en cuanto cruce las puertas del templo, pagando lo debido, fue separarme del grupo principal e intentar calmar con la soledad mi mal genio. Con la escusa de huir de la lluvia y buscar la protección de las ramas de los escasos arboles, me aleje del resto o simplemente los acompañe en silencio. El gran Buda, se veía nada mas entrar, una gran estatua de hierro que se imponía sobre un horizonte verde.


El Buda era tan grande como cabía esperar, aunque lo podéis ver en al foto así que os podéis hacer una idea. Era básicamente grande, y trasmitía una especie de imponente presencia que pretendía revolver las conciencias de todo aquel que lo viera. Justo delante, había unas ofrendas en forma de ricas sandías, que creo que podéis ver en la foto. Tras rendirle el debido respeto, y hacerme la foto de rigor, me dedique a buscar ángulos apropiados y bombardearlo a base de fotos. Una de perfil, otra de lado...Afortunadamente justo alrededor del Buda había un porque, y desde allí uno tranquilamente podía hacerle las fotos que quisiera. También había una tienda de amuletos, que puedes encontrar en casi todos los templos de Japón, así que me decidí por comprar el grueso de los regalos para mis familiares. Tras la tienda de amuletos, me adentre mas en el templo y encontré otra tienda regentada por dos amables abuelitas. Perfecto, pues me sirvió para comprar otros tantos regalos más para mis amigos. Así que con la rinoñera cargada de bolsas de recuerdos me puse bajo el porque a contemplar el Buda con calma y dejar escapar mi mal genio. Al mirar hacía arriba descubrí una enorme araña que me observaba desde su tela. Animano, comencé a hacerle fotos. Ella como yo, también se refugiaba de la infatigable lluvia.


Justo al salir del templo, había una tienda de armas tradicionales japonesas. A saber, Katanas, Suriken y demás objetos. Mas de uno se compro una katana, pero yo lo deje para otra ocasión, no me hacía especial ilusión, además de que temía que me diera algún problema en el aeropuerto, así que pase del tema y compre un bonito abrecartas de regalo para mi querido primo, que seguro nadie me impediría sacar del país. Alguno de mis compañeros si compro una katana y tuvo algún pequeño problema en el aeropuerto. Creo que al final si que saco la katana del país de todas maneras. Pero el regalo estrella de la tienda, en el que yo también me fije, y que un amigo decidió comprar, fue un sombrero de bambú de monje. Estos sombreros los llevan los monjes errantes, y se les puede ver en las grandes ciudades a veces, pidiendo en completo silencio dinero para comer, ocultos tras su sombrero de bambú. Mi amigo era bastante alto, con lo que aun llamaba mas la atención con el sombrero puesto. Esto llamó la atención de muchos japoneses que no podían evitar quedarsele mirando y reírse. Debía ser muy cómodo para ellos^^. Total que pasamos un divertido viaje en el monorail viendo como los nippones se lo quedaban mirando y el les respondia con una sonrisa o un saludo. Fue muy divertido. Colgare alguna foto en otra entrada.


En la próxima entrada nos adentraremos en la isla de Enoshima, viajaremos entre las casas con un tranvía, hablaremos un poco de la tienda de Lego, de pulpos prensados y de niñas tristes bajo la lluvia. Pero esa, esa sera otra historia.


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