Agotados y exaustos de la aventura cosplayera nos alejamos de aquel maravilloso lugar y buscamos desesperados un buen sitio donde comer y saciar nuestra hambruna. La cosa vimos desde el principio que iba a estar difícil ya que todo, absolutamente todo, estaba repleto de cientos de miles de frikicillos que comían tranquilamente con sus amigos después de una gran y larga jornada de compras. Así que, visto que no había ningún sitio donde comer tranquilamente, nos dirigimos a nuestro destino de la tarde, esperando que allí si encontráramos un sitio donde poder comer tranquilamente.
Andando entre los inmensos centros comerciales, de repente llegamos a una pequeña plaza y nos dimos de bruces con un Hello Kitty gigante. Tras recuperarnos del susto inicial, vimos que se formaba parte del festival que habíamos visto en la bahía. Era todo una especie de plazoleta temática donde los niños y sus padres disfrutaban de hinchables y atracciones de la famosa gata. Me sorprendió ver un trenecito minúsculo, donde una afanosa maquinista disfrazada de maquinista de hello kitty levaba en sus vagones rositas a un monton de niños entusiastas y les daba una vuelta por las tiendas y por la plazoleta. A su alrededor bandadas de padres hacían fotos emocionados a sus queridos hijos que estaban montando en su primer tren de Hello Kitty. El tren iba a una velocidad...ridícula. Pero yo sentí un escalofrío cuando lo vi acercase por la placita hacía nosotros. No se muy bien hasta que punto aquello era bueno para los niños^^.
Finalmente llegamos a nuestro destino "La Ciudad de Sega". El pabellón en sí, era un gran centro comercial, con un montón de restaurantes de todo tipo, tiendas para comprar recuerdos infinitos y un parque de atracciones cuya temática principal eran las maquinas de Sega. Pero antes de adentrarnos en el parque de atracciones nos dirigimos desesperados a buscar un buen restaurante vació. Al final, y tras dar infinitas vueltas, acabamos en un restaurante un poco caro pero que tenía pinta de servir cosas buenisimas. No quiero hablar de la comida, primero porque la echo demasiado de menos y segundo porque le dedicare probablemente una entrada especial mas adelante. Así que solo recalcar una pequeña anécdota malévola. Para entrar al restaurante tuvimos que esperar un poco a que un gaijin camarero nos preparara una mesa, así que nos sentamos en una silla que había en la entrada a esperar. En la silla mas cercana a la puerta había una bella nippona que como siempre levanto la atención de todo el grupo. Para nuestra sorpresa, a los pocos minutos llego su novio GAIJIN (que habría ido al baño o algo), y como nos habíamos sentado todos en las sillas le debimos de haber quitado la suya. Mientras se abrazaban y la envidia nos correia a todos, incluso alguno le lanzo algún "vete a un hotel maldito", yo sentí una punzada de gozo al pensar que le habíamos quitado la silla y esperaría de pie. El gozo se desvaneció cuando empezaron a coquetear y a decirse cosas bonitas...La envidia es muy mala amigos.
Tras una estupenda cena nos adentramos al fin en la ciudad de Sega. Unas puertas futuristas se abrieron y nos adentramos en un lugar oscuro, repleto de luces de neón. Allí había atracciones de todo tipo, desde montañas rusas comprimidas, hasta maquinetas de montarte en un simulador y matar miles de zombis. Al principio estuvimos todos juntos, pero al final acabamos dispersándonos, ya que las colas eran eternas (aquel día estaba todo lleno de gente) y no nos iba a dar tiempo a montar en todas las cosas. Por lo que escogimos las atracciones que mas nos apetecian. Sentí una punzada de nostalgia cuando me monte en el simulador de House of Dead, me gustaría poder ir alguna vez con mi amigo Azif. También me gusto mucho un simulador de coches especialmente famoso por sus peculiares modelos de coches. Aunque finalmente, debido a la traca del día, acabamos sentados en un banco destrozados, descansando antes de que llegara la hora de irnos.
Cuando la hora de irnos llegó caminamos por una Odaiba toda iluminada y hermosa. Y aunque no pude hacer buenas fotos porque estaba bastante, bastante cansado, podéis apreciar algo de su hermosura en la foto de esta entrada. Volvimos en el monorail del puente arco iris y salimos de allí como despertando de un maravilloso sueño, como volviendo a la fría realidad dejando atrás otro trocito de nuestra alma. Hay tantas cosas que me quedaron por ver...Así que algún día tendré que volver por aquellos lares. Pero esa, esa es otra historia.
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