Esa es la traducción aproximada de la última parada del día que comenzamos recorriendo los templos de Kamakura. Hace tanto tiempo ya y sin embargo aun esta presente en mi memoria. Tantas cosas hermosas que mis ojos pudieron contemplar, tantas vivencias únicas que ya no volverán. Ais, intentemos no ponernos muy nostálgicos y continuemos con nuestro viaje, que pronto llegara a su fin.
Para llegar a Enoshima, cogimos una vez mas el Tranvía de la Rana. Era un tranvía un poco antiguo y bastante lento pero que era muy especial. Además de su aire antiguo, de mediados del siglo pasado, y de sus estaciones pequeñas y bastante tradicionales, al comienzo de la linea, justo donde acababa, había una pequeña ranita que observaba al tren que se detenía a escasos centímetros de ella. No se que significado tenía la ranita, pero era curiosa verla tan tranquila en medio de la estación. Este tranvía, también era espectacular por su trayecto. Serpenteaba entre las grandes casas de Kamakura, pasando a escasos centímetros de ellas. Creo que si sacabas la mano por la ventana y alargabas el brazo, podrías darle a alguien una colleja en su salón. Era muy espectacular y extraño ver como aquel tranvía recorría los patios traseros de las casas. Por último, el recorrido nos regalo una estampa innegable y preciosa de la playa de Kamakura. Una playa pequeña en anchura que daba a un mar oscuro y amenazante (recordar que aquel día había tormenta) en el que unas grandes olas retaban a unos aventurosos surfistas que se disponían a practicar su afición favorita. Espectacular.
Anduvimos por una pequeña calle que nos llevaría hacía nuestro destino. En nuestro camino, nos encontramos con una pequeño tienda de Lego. Allí podías encontrar multitud de piezas de recambio, set especiales, y lo mas curioso de todo, a tus personajes de Star Wars en forma Lego. No se si estas tiendas están en todas las ciudades, pero quedaba un poco raro su localización en ese lugar la verdad. Dejando atrás la tienda llegamos finalmente a la playa. Era una playa un poco al estilo americano, con sus bares y sus grandes chiringitos para tomar algo. No se, a mi me recordó un poco a la americana, pero tampoco he estado en América así que...^^. Si mirábamos al fondo, podíamos ver al fin nuestro destino. La isla de Enoshima. Se trata de una isla montañosa, unida por un gran puente a Kamakura. Cruzamos el puente y la lluvia volvió a azotarnos sin piedad. Mucha gente iba y venia a la isla y he de reconocer que ya las vistas del puerto pesquero que había justo enfrente de la isla eran simplemente impresionantes y cautivadoras.
Sin duda se trataba de una isla completamente comercial. La multitud de establecimientos tradicionales y la monumental entrada daban prueba de ello. Nada mas llegar, subías una empinada pendiente, completamente rodeado de casas con restaurantes típicos, bares y tiendas. En esa empinada pendiente, podías probar alguno de los alimentos típicos que te ofrecían. Nosotros probamos unos pulpos prensados con harina. Y es que el sonido que hacían los pobres bichillos al ser prensados era estremecedoramente llamativo. Echamos unas monedas en una maquina y nos dispusimos a comer nuestros pulpos hechos justo delante nuestro. Que decir del pulpo, que estaba saldado^^ y poco más. No se, supongo que no es una cosa que vaya a echar de menos.
Llegamos finalmente a unas escaleras bastante empinadas. Como si la lluvia quisiera darnos una nueva alegría, volvió a caer aun con mas fuerzas, haciendo de nuestra subida mas dura y penosa. Y además nos impidió hacer mas fotos. Pero finalmente llegamos arriba, o al menos a mitad de camino. Allí había una especie de lazo, que según decía traía buena fortuna amorosa a quien repitiera un pequeño ritual. Y no lo hice, mas que nada porque no quería mojarme aun más. No se si me equivoque o no al hacerlo^^. El tiempo lo dirá. El camino continuo, esta vez mas clemente y con menos cuestas, regalándonos estampas bellas y maravillosas gracias a los miradores de la isla. Aquí resaltar una pequeña anécdota. La lluvia caía con fuerza cuando llegamos a un mirador con banquitos. Allí había una joven nippona sentada en uno de los bancos que miraba afanosamente su móvil. Se estaba mojando, de hecho se estaba empapando, pero no parecía importarle, pues ella seguía ahí sentada, con la mirada fija en su móvil. Cuando nosotros nos retiramos, la vimos guardar el móvil y fijar la mirada en la distancia. La chica trasmitía una gran tristeza, no se porque, pero trasmitía una grandisima tristeza. No era normal que a esas horas y con esa lluvia estuviera allí sola...mojándose.
Por un momento estuve tentado a preguntarle que le pasaba, pero continua subiendo. Cuando bajamos y pasamos por el mismo lugar ya no había rastro de ella. No se tampoco aquí si hice bien o mal. El tiempo lo dir...no^^ esta vez no dirá nada. Finalmente llegamos a lo mas alto de la isla, y algunos nos aventuremos a subir al faro de la misma, desde donde podríamos ver unas vistas impresionantes y maravillosas. Y sin duda lo fueron, estuvimos mucho tiempo haciendo fotos como locos en el faro y maravillandonos de la hermosura de aquel lugar único en el mundo. El faro estaba lleno de enamorados, lo cual era un pelin descorazonador, al menos para mi que de repente me sentí un pelin solo. Me apolle en la barandilla y mire las olas que rompían con ferocidad contra las rocas de la isla. Algún día, si volvía a aquel faro, no lo haría en soledad. Espero que de todas las promesas que me hice en el viaje, esta la cumpla, para bien^^.
La mejor instantánea del viaje, la que podéis ver en la foto, la hice cuando al subir al foro nos perdimos y fuimos a intentar subir por donde no era. Allí el sol se ponía en el horizonte, regalándonos unas instantáneas maravillosas de un anochecer hermoso en aquel lugar tan maravilloso. Cansados y mojados, aunque ya había dejado de llover, como si el sol se hubiera llevado las nubes con él, abandonamos Enoshima y Kamakura. Con el corazón aun mas grande y una parte de nuestra alma descansando...en lo mas alto del faro. Volveré, espero, pero como siempre, esa sera otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario