martes, 31 de agosto de 2010

Los Últimos y los Primeros


Estos días no tengo muchas ganas de escribir. Así que voy ha hacer un pequeño paréntesis y voy a explicar el porque. También explicare que demonios estoy haciendo estos días. Ayer hablaba como una amiga de que estaban pasando muy lentamente, pero a lo que me he dado cuenta ya estamos a Miércoles, lo que significa que solo queda...¡Un día para el examen! Que no cunda el pánico....Vamos por partes.


Como algunos ya sabéis, creo que lo comente, tengo un examen de Japones en la universidad el próximo Jueves. No es un examen muy muy importante, pero tenía la ilusión de hacer un buen papel y estar a la altura de todo lo que he estudiado. Me gustaría ver mas que nada como de bien voy en cuanto a gramática y kanji de cara a afrontar o no, el examen del próximo Diciembre. En fin, que en estos días, me metido caña con la gramática. La verdad es que se ha hecho un poco duro y cuando llevaba ya unas horas mi cabeza pedía energicamente una tregua. No es la primera vez que estudio la gramática en cuestión, pero son demasiadas formas verbales, partículas...en fin que es muchas cosas por meter en mi cabeza en poco tiempo, con lo cual tengo la mente confusa y con todo un poco mezclado. Ahora me falta sentarme tranquilamente y ponerla en practica. Pero...¿Cómo?


Y aquí enlazamos con la segunda preocupación que azota mis pensamientos. Mi nivel de escucha y conversación en japones, si bien es mejor que hace unos meses, es bastante...nefasto. Con lo cual tengo que hacer algo pronto, no solo porque no puedo quedarme atascado en esa faceta del idioma, sino porque el próximo Diciembre me vana exigir un nivel de escucha que no tengo. He oído, por comentarios de algún compañero y por terceros, que han llegado a la universidad un grupo numeroso de japoneses para estudiar español. Tal y como yo presumía que ocurriría. Ahora solo tengo que intentar contactar con alguno/a y ver si le interesa hacerse amigo de un gaijin loco estudiante de japones para practicar el idioma. En fin, no se como lo voy ha hacer, porque los japoneses no son precisamente muy abiertos al mundo y yo en ese sentido soy medio japones. Pero tengo alguna idea rondandome la cabeza...A ver si hago las cosas bien esta vez, porque de verdad necesito practicas y mejorar mi escucha y comprensión.


Además de mis problemas con el examen de japones, tengo un examen de Farma la semana que viene. Un examen que esta vez si, voy a aprobar. El único problema es que para ello tengo que estudiar como un burro a partir de este Jueves. No es problema, pero todos sabréis que estudiar en pleno Agosto es durillo. No se porque, es completamente irracional, pero lo es. Así que me espera una semana buena entre libros y apuntes de Farmacologia, que no es una disciplina precisamente muy amena. Aunque tampoco es de las peores. Confiemos que esta vez tenga suerte. Aunque la suerte no se tiene, se gana.


Todo esto hace lleve practicamente una semana encerrado en casa. Y la verdad es que presento un aspecto un tanto descuidado. No os asustéis, me ducho todos los días, limpio y etc....Pero no me he afeitado, ni por supuesto peinado con lo cual mi imagen es bastante...delecnable^^. Además, nose muy bien porque, cada vez que oigo algo de Japón o relacionado con el mismo no puedo dejar de hundirme en la mas miserable de las miserias momentaneamente. La cosa no ayuda cuando enciendo la televisión y veo la última campaña de Auna. Pero bueno...supongo que cuando empiece la dinámica del curso, todo volverá a su curso y me dejare llevar por la marea de la monotonía y el día a día. Esperando...esperando llegar vivo y animado al próximo verano. De momento tengo que hacer frente a los primeros y los últimos examenes de este año que acaba y comienza. Pero esa, esa es otra historia.

viernes, 27 de agosto de 2010

Flores de Fuego


Sin duda este fue uno de los días mas bonitos e inolvidables que pase en Japón. Tras comer en Akihabara quedamos cerca de la estación, uno de los lugares mas famosos y transcurridos, para encaminarnos juntos hacía nuestro destino en Motoyawata. Recuerdo muy bien el lugar que quedamos pues justo a nuestra espalda había dos maid especialmente provocativas y nuestros ojos no podían dejar de mirarlas por mucho que intentáramos distraernos con otra cosa o poner la mente en blanco. Realmente hermosas, estuve a punto de aceptarles el papelito y to. Pero no me dio tiempo ya que cuando estuvimos todos nos encaminamos a nuestro destino: Motoyawata.

Allí nos esperaban Julían y Ryoko (colombiano y japonesa) una pareja de enamorados que habitan en este pequeño pueblo nippon. Podéis seguir sus aventuras y desventuras en su propio blog. http://www.ryojulienjapon.com/. Allí podréis saber mucho más de ellos, de verdad que merece la pena seguirlos. Como son amigos de Razi, y espero que a partir de este viaje también un poco mios, nos invitaron a presenciar un autentico Hanabi. Pero antes de entrar en detalles sobre el Hanabi, dos apuntes que me llamaron la atención de la pequeña vuelta que dimos por Motoyawata. La primera, que Razi nos llevo a un Ebook. Una especie de tienda de libros y manga de segunda mano. Allí una legión de Nippones leían de pie el manga que querían sin que nadie les dijera nada. Así los pequeños pasillos estaban repletos de nippones y nipponas de pie leyendo silenciosamente su manga favorito. No podéis ni imaginaros el mal royo que me daba pasar entre ellos, de lado e intentando no molestarles. Había un silencio sepulcral y una rara tensión en el ambiente que aun hoy no puedo entender. La otra cosa que me llamo la atención es que cuando nos fuimos de exploración por el pueblo atravesamos un paso a nivel que pasa justo por el centro de la ciudad con todo el peligro que aquello podía implicar (recordar la matanza que ocurrió hace poco en España) sin embargo, nunca pasaba nada. ¿Por qué? Respeto y educación. Creo que no hace falta que añada nada mas al respecto. Por cierto, como dato curioso cuando pasamos al lado de una tienda de revistas, una racha de viento abrió la tapa de un libro...porno. Y pudimos disfrutar al pasar tranquilamente de una bella nippona desnuda. Cosas del destino... O a lo mejor la perversión nos persigue.

Por fin llego el momento y conocimos a Julian y su esposa Ryoko. Ambos ataviados con Yukata se presentaron y nos invitaron a seguirlos expresando su deseo de que lo pasáramos bien. Entonces comenzó la autentica aventura inolvidable. Lo primero que hicimos fue coger comida y cervezas, indispensables para un Hanabi. Y luego encaminarnos por estrechas calles, pasajes 100% Nippones y rodeados por hordas de japoneses hacía el rió. Increíble, estar rodeado por cientos de japoneses en un acto de expresión cultural 100% japones. La cosa fue de mejor mejor conforme nos acercábamos al rio. Japoneses en yukata, niños corriendo, ambiente festivo y puramente feliz. El camino nos llevo finalmente al río. Donde yo pude degustar al fín de los Takoyakis (pinchos de bola de pulpo) que quería probar desde que oí de su existencíia y que no me defraudaron. Cuanto los echo de menos...

Pero os preguntareis. ¿Qué es un Hanabi?. Pues bien, son unos fuegos artificiales que cada pueblo y barrio de Japón celebra un día en el mes de Agosto. Cada localidad compite con las otras por ver quien hace los Hanabi mas bonitos y espectaculares. Los nippones, se sientan cerca de los ríos (o en cualquier sitio despejado) y contemplan los fuegos mientras hacen un picnic y se emborrachan cual buen nippon. Guiados por Julian y su esposa nos sentamos encima de un plástico y entre cervezas, sake y comida nos preparamos para uno de los espectáculos mas bellos de Japón. Simplemente fascinantes, simplemente espectaculares. Una maravilla que todos tienen que ver en esta vida y que yo pude disfrutar en directo. Muchas gracias desde aquí a Julian y Ryoko.

Tras los Hanabi nos fuimos a un bar nippon, de esos de bebe todo lo que puedas...Que nos busco amablemente Ryoko. Parte del grupo se fue a casa (los mas veteranos) pero los mas jóvenes nos quedamos dispuestos a disfrutar de aquel día tan maravillosamente nippon. Imaginaos, 7 españoles y una japonesa con mucho alcohol a su alrededor...En fin, que el resultado fue este, cortesía de Julian.






¿Bonitos los Hanabi verdad? Envidiadme malditos!^^. Por cierto, no estaba muy borracho, aunque lo parezca. Estaba practicamente bien.^^. El que acabo mal fue el que estaba sentado a mi lado, Roger, que acabó borracho perdido. Además perdimos el último tren a casa con lo cual tuvimos que quedarnos allí en Motoyawata a pasar la noche. Julian y Ryoko nos acogieron en su casa e incluso le lavaron la camiseta a Roger. Un acto de hospitalidad y amabilidad que nunca olvidaremos y por el que les estaré eternamente agradecido. Tan lejos de nuestra tierra, algunos de nosotros muy borrachos y aun así nos acogieron y nos ayudaron ante todas nuestras adversidades. Hay gente buena en este mundo señores. Al amanecer volvimos a Akihabara con el primer tren. Cansados pudimos ver otra cara de nuestra amada Akihabara. Una Akihabara completamente vacía y desértica. Salvo algún despistado, entre ellos un niño que guardaba cola nose para que a las cinco de la mañana y que nos vio con temor cuando pasábamos. Esa estampa tan bonita de Akihabara vacía completo un día maravillos y glorioso que nunca, nunca, olvidaremos. Pero aquel maravilloso día no iba a ser el último. Pero esa, esa es otra historia.

Necesito una luz

En estos momentos en los que la nostalgia y el recuerdo envuelven mis sabanas. Desearía tener una luz, una luz en el horizonte que alumbrara mi camino, una luz hacía la que dirigirme y seguir luchando por llegar hasta ella. Pero ahora solo me rodea la oscuridad. Solo me rodea la tempestad. Espero que os guste la canción de este semana.



Video de MrAlexSFC

http://www.youtube.com/watch?v=FIY8BqEORKY

jueves, 26 de agosto de 2010

Un deporte extraño


Recuerdo que el miércoles no me levante muy estoico. No se si por que el cansancio acumulado ya comenzaba a sentirse y resentir mi espíritu o porque las excursiones y el calor estaban ya amenazando con acabar con mi paciencia. Recuerdo que aquella calurosa mañana me picaban todas las malditas partes de mi cuerpo. Además, para colmo de males, me salio una rozadura en el pie. Como si no tuviera ya suficientes problemas. Afortunadamente me recoloque el calcetín y puse unos papeles que cumplieron su función de dejar de agrandar la rozadura. Remedios improvisados para problemas improvisados.


Tras una corta caminata llegamos a la tienda oficial de la selección japonesa de fútbol. El edificio estaba chulo, en mitad de un barrio normal, se erigía lleno de banderas y carteles. La mascota de la selección era un cuervo, quizás no la mas apropiada, pero es que en Japón y concretamente en Tokyo son todo un símbolo. Ya comente lo grandes y amenazantes que son. Yo entre todo ilusionado dispuesto a comprarme una camiseta o mas bien comprarsela a un amigo pero los precios que vi fueron mas que desbordantes. Para empezar, las camisetas eran caras y encima no podías personalizarlas como tu quisieras porque la maquina en cuestión estaría estropeada por dos meses. Así que salí de allí sin camiseta pero sorprendido por algunas cosas que vi. Primero un extrañisimo futbolin amorfo. El futbolin no tenía los defensas que debía tener, tenia demasiados porteros. Parecía un extraño intento de algún nippon borracho de recrear un futbolin español. El problemas es que se había equivocado poniendo los jugadores, además de que tenían mas pinta de robot que de jugadores. Pese a todo nos echamos unas partiditas allí con una nippona que nos animaba entusiasta por ver auténticos hispanos jugando al futbolin.


Además del futbolin había una galería con todos los equipos de la primera división nippona con sus camisetas, mascota y estandarte. To chulas. Intente encontrar alguna que me sonara, pero mi desconocimiento sobre la liga japonesa es demasiado grande. Pese a todo, mentalmente me hice la promesa de algún día ir a ver un partido de fútbol allí en Japón. Por ultimo, un gran panel con todos los resultados del mundial, con España como ganador, y una pantalla mega enorme donde podías ver partidos antiguos de la selección Japonesa. Impresionante.


La excursión culmino con una foto de grupo, en la que no aparecí^^. Nos encaminamos a nuestra siguiente parada deportiva. El Estado mas legendario de Tokyo. El Tokyo Dome, y fuimos a ir además en día de partido. El escenario no podía ser mas espectacular. Además de un estadio inmenso rodeado de tiendas y terracitas. Un autentico parque de atracciones todo guapo. Con una enorme montaña rusa que atravesaba los edificios en su recorrido por los cielos Tokyotas. No me monte, otra promesa a realizar en mi próximo viaje. En su lugar nos quedamos hablando con un coreano, muy majo, que hablaba bastante español y que quería charlar con nosotros. Hablamos en una mezcla de ingles-español de donde venía, de porque estaba allí en Japón y muchas cosas más. Nos hicimos una foto de recuerdo y nos deseamos un buen viaje. Por cierto, si, también me pregunto si era Español¬¬. Tras unas fotos en el autentico restaurante de Bubba Gump, donde todo el menu era a base de gambas^^, nos tomamos un helado y uno de nuestro compañeros (George) intento ganar un premio tirando unas canastas con...desastroso resultado.


El primer lugar que visitamos fue la tienda de la revista Jump. Todos entramos ilusionados, la Jump es la principal revista de manga de Japón. En ella se publican mangas como One Piece o Naruto. El caso es que desde que la vi en un vídeo de Razi tuve la ilusión de comprar allí algún día. Y lo hice. Compre unos cuantos tomos, porque la verdad el resto de cosas que ví no me interesaron lo mas mínimo. Ese día llevaba una camiseta que me regalo un amigo, era azul e imitaba el logo de la marca Puma, lo único que en vez de Puma ponía Cerdo y salía un cerdo. Me sorprendí cuando unas muchachas to monas se me quedaron mirando y dijeron. "Kawaii".^^(Que mono)


Era mañana de partido, o día porque los partidos de Beisbol son eternos. La verdad, es un deporte que nunca me ha llamado mucho la atención. En una ocasión intente ver algo del mundial pero no me llamo mucho la atención. Lo vi un deporte bastante tonto. Supongo que todos tenéis algún conocimiento de béisbol, todos hemos visto alguna peli en la que aparece este deporte. Allí en el Tokyo Dome juegan los Gigantes (nombre muy beisbolero) y todo estaba lleno de nippones aficionados que iban felices a ver ganar o no (ganaron) a su equipo. La liga empezaba y todos estaban cargados de ilusión y optimismo. Quizás me trasmitieron algo de esa ilusión, pues prometi algún día si podía ir a ver un partido. Total, la cosa es probar, allí le gusta a todo el mundo. O a casi todo^^.


La mañana acabo con un pequeño paseo a orillas de un rió rumbo a Akihabara, nuestro barrio, para comer. Muchas promesas llevaba ya en mi zurrón. Muchas cosas por hacer algún día cuando volviera a Japón. Espero poder cumplirlas. Comimos en nuestra Akiba, unas risas Diosas, como siempre, y nos encaminamos a nuestra siguiente parada. No sabíamos que iba a ser una parada especial, impresionante y 100% japonesa. Aquel día no había hecho mas que empezar. Pero esa, esa es otra historia.

martes, 24 de agosto de 2010

La Universidad de los sueños


Los pasos nos distanciaron poco a poco del parque de Ueno. Recuerdo las calles estrechas repletas de bicicletas que dieron paso a otras mas estrechas y tradicionales donde todos fotografiamos como locos las casas de un típico barrio Nippon. Casas unifamiliares con su garaje, unas distintas a las otras, rodeadas de pequeñas carreteras por donde apenas puede pasar un coche. Me recuerdo andando por aquellas calles y recordar a mi amiga Andrea. Por fin estaba haciendo realidad mi sueño, por fin podía deambular por aquellas calle maravillandome de las hermosas casitas y sorprendiendome de las distintas formas y particularidades de cada una. Me sentí extrañamente feliz y solo estaba andando por un barrio residencial cualquiera.


El camino nos llevo por fin a nuestro destino. La Universidad de la Todai. Unas grandes puertas y un mapa enorme nos dieron la bienvenida. Yo me quede mirando el mapa intentando descubrir si el campus de Veterinaria se encontraba allí. Pero solo di con el de agricultura, supongo que allí estudiarían ingenieros agrónomos y de más. El caso es que seguí presuroso al grupo esperando encontrarme por casualidad con algo que me recordara a una facultad de veterinaria.

Los edificios, como en veces anteriores, me resultaron muy familiares. Recordé los vídeos de Razi, en los que el mismo entraba por primera vez en la Todai. No se porque pero ese vídeo y esos edificios se me han quedado grabados en la memoria. Estar allí y recorrer las calles del campus hicieron que mi corazón poco a poco se estremeciera cada vez mas.


La memoria daba saltos al pasado y cuando vi la calle principal ribeteada de arboles supe de inmediato lo que estaba apunto de ver. Había visto también aquella calle en los vídeos de Razi y recordaba muy bien que era la avenida que conducía hasta el elemento mas importante de aquella universidad. El gran Reloj de la Todai....No tiene nada especialmente llamativo. Seguro que hay construcciones similares o mejores tan solo a pocos kilómetros de distancia. Pero para mi, es un edificio especial. Ahora, permitidme que regresemos al pasado un momento.


Yo tendía 15 o 16 años. Con todo lo que aquello significa. Hormonas, deseos, inquietudes...Recuerdo que por casualidad, un día haciendo zapping en el salón de mi casa antes de cenar di con una serie que me llamo la atención. La serie iba sobre un chico que estaba estudiando duramente para entrar en la Universidad de la Todai, en Tokyo. Ese chico le hizo una promesa a su amor de la infancia, y por ello su gran objetivo era entrar en aquella universidad. Entras en una universidad en Japón no es fácil y en la Todai aun menos todavía. Por ello nuestro protagonista había suspendido ya varias veces. Su camino le llevo a una hospedería, que pertenecía a su familia, donde se alojaría el tiempo que tardara en entrar en la prestigiosa universidad. En aquella hospedería solo se alojaban varias chicas de distintas edades. Con todos los líos y embrollos para el pobre que ello conllevó. Finalmente, nuestro protagonista entra en la Todai y no solo eso, sino que en su camino encuentra entre una de esas chicas al amor de su vida. Este manga/anime se llama Love Hina y desde ya os lo recomiendo a todos. Me recuerdo de joven, grabándome los episodios en cintas VHS para poderlos ver después a solas. Sin duda, esa serie es una de las que marco mi infancia y mi adolescencia.


Esa serie (en el manga) concluía en la Todai, donde Keitaro y su amada Naru se declaraban amor eterno con el reloj de fondo. Aquel mismo reloj que ahora mis ojos observaban. La emoción se hizo dueña de mi y lance ciento y una fotos e hice algún que otro video. Mi interior sufrió un vuelco ilusionante que me hizo sentir tremendamente feliz. Estaba allí, en la Todai, yo. Un sueño hecho realidad. Un pequeño guiño al pasado, un pequeño trozo de ilusión que volvia a mi con la fuerza de una juventud feliz. Como Keitaro, a mi también me hubiera gustado poder estudiar en una universidad como aquella. Con sus medios, su prestigio y todo un mar de conocimiento por aprender. Nunca estudiare en la Todai, probablemente. Pero por un momento, en aquella plaza, me sentí parte del sueño de Keitaro, me sentí parte de un bonito sueño con final feliz. Me hizo recordar que los sueños podían de verdad hacerse realidad. Y seguiré luchando por que sea así. Espero, solo espero, que la próxima vez que visite la Todai, mi sueño ya sea una realidad. Así el circulo estará completo, así la maravillosa historia que acompaña a esa universidad y a ese lugar se hará realidad de nuevo.


Así concluyo el tercer día de excursiones por Japón. Y aun no eramos conscientes de lo que íbamos a vivir, disfrutar y encontrar. Pero esa, esa es otra historia.

lunes, 23 de agosto de 2010

Esperaba que llegaras

Hace unos meses, encontre un CD del cantautor y heroe aragones Labordeta. Lo compre en un tiempo en el que aun amaba la romatica idea de una nación independiente llamada Aragón. Hoy se lo equivocado que estaba pero todos hemos pasado por una étapa así en nuestras vidas. Pese a su idiologia, la compartas o no, Labordeta es un gran hombre, un hombre conciliador, tranquilo y coherente que ha hecho mucho por España, Aragón y por hacer de este mundo un lugar un poco mas libre y justo. Esta canción que me regalo en aquel CD me prepararia y me ayudaria para el trance emocinal por el que estaba apunto de pasar en estos meses y del que..aun no me he recuperado del todo. Pero lo hare. Gracias amigo Labordeta. Aqui os regalo su canción. Espero que la disfruteis como yo.



Video de mrkkkraken

http://www.youtube.com/watch?v=8DRSMrZAyzo&feature=related

Nenúfares y tortugas


Tras abandonar Asakusa, el metro de Tokyo nos llevo hasta el parque de Ueno. Allí nuestro guia nos llevo a visitar, como siempre, las tiendas mas freakes de la zona. Cuando entramos en la mas importante, nos advirtió, aquí encontrareis cosas que no sirven para nada pero que tendréis unas irreversibles ganas de adquirir. Y no se equivocaba. Desde pianos portátiles con forma de nota musical, que cantaban la nota que les ordenaras (cantar literalmente, moviendo la boca y to), hasta extrañas huchas en las que un perro curioso sacaba la patita para arrebatarte tu moneda. Resaltar también las cucarachas eléctricas. Todo un invento que de seguro habría hecho feliz a mis gatos, a la próxima les compro una.


Tras comer en un bar especializado en Curry, un plato que si bien esta bueno tampoco me desbordo de sabor, nos adentramos en el parque de Ueno. Un parque inmenso que estaba a solo unos 15 min de nuestro hotel. El parque estaba salpicado de vagabundos, muy civilizados eso si que son japoneses, y cientos de estatuas y monumentos a héroes desconocidos para nosotros. El último samurai, un tipo gordo con un perro pequeño, que no se parecía na al de la película de Tom Cruise, la tumba a nose que matanza de unos tipos que por supuesto, se revelaron contra el gobierno y acabaron tos muertos y multitud de templos hermosos con bellas corrientes de agua y todo rodeado por una atmósfera de paz y...chicharras^^. Esperando a unos rezagados, observamos un pequeño riachuelo artificial, a cuyas orillas había dormido un japones (esta gente duerme en cualquier sitio, incluso de pie). Lo curioso fue ver como una japonesita, se quitaba las zapatillas y se sentaba tranquilamente a refrescar sus pies en el agua. Todos los asistentes observamos con horror aquello escena. Por la cabeza de ningún español le pasaría por la cabeza ponerse a remojar sus pies en una "fuente" publica, al menos en España que a saber que monstruosas criaturas microscopicas o no vivían en sus aguas.


Paseamos por el parque de Ueno y dejamos atrás el Zoo, que de momento no he visitado, algún día. Nos adentramos por templos milenarios rodeados por cientos y cientos de farolas de piedra, por llamarlos de alguna forma y nos adentramos por primera vez por un pequeño camino surcado por Toris rojos (las puertas japoneses rojas que salen en todas las fotos de Japón). He de decir que el cansancio y el calor ya estaban destrozándome físicamente, por lo que preste poca atención a lo que me rodeaba. Se que el templo principal estaba en obras, con lo cual nos quedamos con las ganas. Y que vimos al primer cuervo nippon, saltando por el suelo cual canguro. Y es que esos bichos son enormes y terriblemente amenazantes. Unas monstruosidades con alas que espero nunca salgan de esta isla. Por nuestro bien.


Dejando atrás los templos y arboles centenarios, llegamos al inmenso busca de nenúfares. Bueno bosque...laguna cubierta por infinitos nenúfares. Es una planta, que como todo lo que vive en japón, es mucho mas grande que sus primas europeas. Y de alguna forma, el conjunto de cientos y cientos de nenúfares daba un espectáculo bello a su manera. Aunque yo, como buen veterinario, comencé a cuestionarme al momento que provecho podrían sacar los japoneses a tal inmensidad de plantas. Volviendo a disfrutar del viaje y dejando de lado mi mente veterinaria me sorprendí al ver algunas tumbas que "adornaban" el lugar. Estaba la tumba de Wally, con unas gafas enormes, la tumba de algún laudista importante, con su laud de dos metros y muchas mas tumbas adornadas por muñecajos vestidos como niños y demás figuras extrañas.


La última parada del parque de Ueno nos llevo a la laguna de los enamorados. O como la conoceré y recordare desde ahora, la laguna de las tortugas devoradoras de hombres. Y es que la bonita laguna, aparte de estar surcada de barquitos, algunos con forma de cisne, en la que decenas de enamorados nippones daban rienda suelta a su amor, también estaba repleta de peces como mi brazo y enormes tortugas de orejas rojas. A mi me llamo mucho la atención, porque hacía apenas unos meses que había hecho un trabajo sobre tortugas y nada podía poderme hacer presagiar que me encontraría a mis amigas las tortugas en aquel maravilloso lugar tan lejos de mi hogar. Todos fliparon con las tortugas que trataban de sobrevivir entre hordas de peces gigantescos. Había muchas, muchisimas. Animados por su belleza, Razi intento acariciar una. Grave error. Pues nuestra amiga tortuga se lanzo a degüello a por su dedo y apunto estuvo de arrancarselo....Bueno, apunto estuvo de morderlo^^. El caso es que nadie intento acariciarlas de nuevo y mantuvieron las distancias. Bordeando el lago abandonamos el parque de Ueno, rumbo a nuestro último destino de aquel magnifico día. La Universidad de la Todai. Donde los recuerdos volverían a inundarme y mi amor por este país se haría aun mas fuerte. Pero esa, esa es otra historia.

sábado, 21 de agosto de 2010

Cambiando mi suerte


Si el primer día de excursión nos había adentrado en el Tokyo mas cosmopolita y espectacular, el segundo día iba a conducir nuestros caminos por la belleza mas antigua, natural y cultural de la capital nippona. Iba ser un día largo y duro, pero con mi maleta de mi lado y la crema protectora cubriendo mi rostro ya solo tenía que hacer frente al intenso sudor y los picores que me producía. Por la mañana y antes de acostarme me lave bien, al puro estilo japones, sentado en mi banquetita de plástico y arrojándome agua fría por encima con mi cúbito. Claro que una ducha habría sido mas rápida y económica, pero estaba en Tokyo y queria vivirlo todo 100% versión japonesa. De otra forma habría sido un coñazo.


El día amaneció caluroso, pero algo nublado. Se ve que el Dios Hachiko había visto que ya poseia una supercrema protectora y había decidido retirar el intenso sol por el momento. Razi, nuestro guia, nos llevo primero a Asakusa. A mi el nombre en si me sonaba un montón, pero dada mi memoria de pez no sabía asociarlo con nada. Finalmente mis ojos y nuestros objetivos enfocaron por fin la famosa cagada dorada de Tokyo. En realidad quiere reflejar una burbuja de cerveza o algo así pero visto desde todos los ángulos parece una gran cagada dorada de pájaro que ha caído encima del edificio cervecero. El calor era intenso y sofocante y yo no dejaba de sorprenderme al ver el estoicismo con que los nippones le hacían frente. Unos hombres y mujeres, al puro estilo antiguo, ofrecían sus servicios de Taxishumanos en las cercanías del gran templo al que nos dirigíamos. Con ese calor infernal y cargando de un carro en el que Gaijin (extranjeros) podían disfrutar de un cómodo paseo por Asakusa. No se como podían sobrevivir a eso, pero el caso es que nos ofrecieron sus servicios al pasar con una sonrisa en sus labios.


Finalmente llegamos al templo de Asakusa, allí la gran puerta del trueno Kaminarimon雷門, nos saludo imperial y majestuoso por encima de cientos y cientos de japoneses que se congregaban para hacerse una foto con tan majestuosa señora. Yo aproveche y me hice una, ya que había visto aquella misma puerta infinidad de veces en los blog de Razi y otros españoles, por primera vez en todo el viaje quería que alguien supiera que había estado allí. Quizás por que ni yo mismo podía creermelo.

La puerta se abría a un angosto pasaje surcado a cada lado por miles y miles de tiendas de diversos suvenir, algunos tradicionales, otros mas modernos, donde podías comprar miles y miles de recuerdos destinados a tus familiares. Yo no desaproveche la ocasión y al final del trayecto ya iba cargado con muchas bolsas de regalos. Incluido el kimono de Ted, que me agradecerá eternamente.^^ Sin saber muy bien como, acabe perdido entre la multitud de gente así que decidí seguir avanzando y llegar al gran templo de Asakusa. Tras atravesar otra puerta tan imponente como la anterior, en la que descansaban las sandalias de Buda, llegué al majestuoso templo. Allí los Nippones se hundían en incienso y lavaban sus manos para purificar sus impuros cuerpos. Yo hice unas cuantas fotos y aproveche la fuente para refrescarme. Entre en el templo y mi corazón se encogió al ver el camino que había recorrido. Los bellos murales de dragones, la multitud que se agolpaba en aquel punto de poder y fe. Por alguna extraña razón decidí tirar unas monedas en forma de ofrenda y rezé al Dios que me escuchara pidiendo salud para los mios y que me trajera el amor.


Volví a encontrar a los de mi grupos y juntos paseamos por los jardines del templo, maravillandonos de las esculturas y los templos que nos encontrábamos. Puestos a jugar, echamos unas monedas y cogimos un palo que nos llevaría a un papel que determinaría nuestra suerte. Yo vi sorprendido como el mio marcaba "Gran Suerte". ¿Seria que mi sino estaba apunto de cambiar o era estar en aquel maravilloso lugar a lo que se refería aquel papelito con buena suerte? No lo sabremos, no al menos de momento.


Abandonamos el templo por una de las calles secundarias que nos llevarían donde habíamos quedado con reunirnos con Razi. Mis amigos se cogieron un helado mientras yo me refugiaba en las sombras, pues el sol volvía a golpear con ferocidad. Mientras esperábamos a unos compañeros rezagados mis ojos se fijaron en las muchachas que esperaban a sus citas a mi alrededor. La puerta del trueno, que era donde nos encontrábamos, era el lugar elegido por muchos nippones para encontrarse, pese a estar lleno de gente. Allí vi a muchas bellas muchachas, desde el primer día la belleza de las nipponas nos había deslumbrado a todos y lo seguiría haciendo el resto del viaje....Realmente hermosas. Mis ojos se pararon en un grupo de ancianos que descansaban a la sombra junto a un gran bloque de hielo a sus pies que se derretía lentamente. Por un momento sentí envidia, aquellos ancianos habían pasado sus vidas en aquel maravilloso país y seguramente esta era una de muchas visitas que habían realizado al templo. Pensé en mi futuro, y desee alguna vez volver a aquel paraje con la misma edad y vitalidad que tenían aquellos ancianos. Con un mar de historias a mis espaldas y muchos, muchos años de estancia en aquel maravilloso país. Mis cansados pasos se alejaron del templo y del bullicio, sumergiendose de nuevo en las profundidades del metro. En ese momento fui consciente de que una espiritualidad especial había despertado en mi tras la visita a aquel lugar. Un respeto, una ciega curiosidad...Pera esa, esa es otra historia.

Huecos en la memoria


Poco a poco los regalos que se acumulaban encima de mi mesa apenas unas horas van desapareciendo. Con cada amigo que veo, con cada persona que encuentro de nuevo uno de ellos se marcha con él/ella. Era su destino, acabar en manos de las personas para las que fueron comprados, era su destino separarse de mi tras cruzar medio mundo en mi maleta. Cada uno que se va es un hueco que queda encima de mi mesa. Un hueco que no volverá a estar ocupado.


Los días pasan y el sentimiento de nostalgia se derrumba sobre mis hombres en cualquier ocasión para recordarme todo lo que he perdido y todo aquello que nunca volverá. Es inevitable, supongo, despedirme de todos estos recuerdos, despedirme de esta experiencia tan gratificante que aun hace que mi corazón se estremezca ante la menos brisa que me recuerde mi amado país. Solo es necesario un susurro para que mis ojos se pierdan en el infinito, para que mi alma me abandone y vuelva por un momento a pasear por el paseo marítimo de Yokohama.


Solo un suspiro y mis ojos se abren ante la visión de un Tokyo surcado de rascacielos y casas hasta la inmensidad. Veo mi cara de felicidad reflejada en las cristaleras del ayuntamiento, los cientos de vasijas de saque acumulados uno tras otro en el corazón del parque Yoyogi. La carta que envié a los dioses y que hasta hoy no ha sido respondida. Los pasos por el mojado pavimento alrededor del gran Buda de Kamakura. El atardecer en lo mas alto de Enoshima. Imagenes que sin quererlo me inundan y me hacen llorar. Como si de un crió pequeño que ha perdido su juguete, como si de un anciano que contempla su pasado se tratara. Recuerdos que no se borraran jamás de mi mente.


Asediado en los recuerdos de un pasado feliz. Contemplando los estantes vacíos que poco a poco van acumulandose del polvo del pasado. No quiero olvidar todo eso, no quiero despertar, no quiero abrir los ojos y darme de bruces con la cruda realidad. No quiero darme de bruces con un mundo imperfecto y angustioso solo salpicado por las luces que desprenden el aura de mis amigos y mi familia. Ayer caminando solo por las calles de Zaragoza por primera vez en mi vida me sentí como un extranjero, sentí como si aquel no fuera el lugar al que pertenezco, como si aquel no fuera el sitio en el que debería estar. Mi corazón se anda perdido muy lejos de aquí y lo que queda solo soy yo. Un yo que añora.


Ahora es el momento de que el resto de los objetos de ocupan mi mesa desaparezcan. Que lleguen a sus respectivos dueños con la esperanza de que ellos sepan cuidarlos y los traten con todo el cariño con el que yo se los he regalado. Espero que los traten con el valor que se merecen, pues son testimonios de un momento feliz de mi vida. Un momento feliz de mi vida en el que pensé en el destinatario de esos regalos con cariño, amor y amistad, deseando que comprando aquellos presentes fueran un poco participes de mi inmensa felicidad. Que fueran un poco participes de toda aquella maravillosa experiencia que estaba viviendo.


Es tiempo de olvidar...No, nadie podría olvidar algo así. Solo es tiempo de aparcarlo en mi memoria. De establecer un punto y aparte y esperar al próximo retorno a Japón. Es tiempo de ponerse las riendas y sin mirar a los lados para que mi corazón no se estremezca, acabar de una vez con las cosas que tengo que terminar en este país. El tiempo de la despedida esta próximo, la cuenta atrás ha comenzado. Mi camino para marchar al país de mis sueños ya ha comenzado. Los rivales serán duros, las adversidades incontables, pero el camino esta emprendido y ya no hay marcha atrás. O si. Pero esa, esa es otra historia.

jueves, 19 de agosto de 2010

Un grito de rabia


Las nubes de la tempestad cubren los cielos de la ciudad de Zaragoza. Los rayos estallan tan cerca que incluso temes que te partan en dos en cualquier momento. Los truenos, retumban en el cielo y remueven las entrañas de tu alma con una potencia de choque sin precedentes. Cuando resuena la tempestad a tu alrededor sabes que lo peor no es la tormenta, sino las consecuencias.


Las nubes pasan, el mundo queda patas arriba, todo queda patas arriba. La porquería del subsuelo emerge y lo cubre todo. Los lamentos, la tristeza y el dolor son una balsa de agua permanente que cubre lo que hace pocos días eran arboles, plantas, felicidad y luz...Ahora todo esta cubierto por el agua de la desgracia. Ahora es la tristeza la que embalsa mi corazón.


Hay jóvenes que mueren sin conocer la felicidad y ancianos que viven eternamente sin sonreír placenteramente. La felicidad no tiene edad. La tristeza domina todo lo demás. Puedes vivir eternamente, y desear ni siquiera haber nacido. Hay gente que vive eternamente sumida en su propia oscuridad, luchando por salir a base de lamentos, esfuerzos desenfocados y terribles pataleos infructuosos contra la vida.


El camino que se abre ante mi va a ser duro. Las opciones de victoria son tan certeras como las de derrota. Un mundo en contra y solo un alma solitaria para hacerle frente. Pero esta vez no voy a quedarme sentado lamentandome. Esta vez voy a luchar, con la cabeza alta y dispuesto a darlo todo aunque sera al derrota con lo que me encuentre al final no estoy dispuesto a quedarme sentado nunca mas lamentandome de la mala suerte que tengo o de lo desgraciado por mi larga soledad. Me voy a levantar, voy a agarrar la vida por los cuernos y moriré de pie mirando a los ojos mi destino.
Si dejo que la soledad y la tristeza me postren en mi silla no podre levantarme nunca mas. De momento tengo dos examenes delante de mis narices y debo aprobarlos pase lo que pase. Pero esa, esa es otra historia.

Las distancias del corazón


El teléfono ha sonado hoy varias veces y uno a uno mis principales amigos me han ido preguntando por el viaje que acabó de finalizar. Uno me ha comentado, no se muy bien porque, una frase que me ha hecho abrir los ojos como platos y boquear cual pez fuera del agua. No puede ser mas apropiada para el tema de la entrada que pensaba escribir hoy. Mas o menos, me ha dicho: "El corazón no entiende de distancias, puedes estar mas unido a un amigo que vive al otro lado del mundo que aquel que tienes cerca pero con quien nunca hablas".


Con voz entrecortada, y sin quitarle un ápice de razón a lo que decía, un escalofrío me ha recorrido el espinazo cuando me sorprendido a mi mismo diciendo: "Ojala sea cierto lo que dices, ojala sea cierto...". Y es que cientos y cientos de historias, cientos y cientos de ejemplos nos dicen y nos machacan desde siempre con que hay distancias que el corazón no puede superar. El tiempo, el espacio y las barreras físicas son como punzones afilados dispuestos para hacer trizas los corazones mas fuertes, los sentimientos mas profundos. El tiempo acaba con todo...


Pero quizás se pueda luchar contra esta corriente insaciable de negatividad. Quizás si uno se esfuerza, se sacrifica, quizás si uno ama de verdad las distancias sean una mera anécdota en el transcurrir del corazón. Quizás hay cosas que permanecer inmutables a lo largo del espacio y el tiempo. Quizás hay persones que estén destinadas a estar juntas, pase el tiempo que pase o los separe el mas grande y profundo de los océanos. El ideal de cualquier romántico...La aspiración de un mundo de odio y oscuridad.


Pues bien, en este tiempo que permaneceré lejos de mi "país"^^, pienso descubrirlo. Pienso descubrir si las fronteras del corazón, si los sentimientos que te derriten el alma y te hacen suspirar son cosa de un mal sueño o son una realidad imperecedera que solo espera de un poco de agua y cariño para florecer. El camino sera duro, las adversidades saldrán en mi camino y el dolor puede que no merezca la pena. Pero el mundo es joven, la gente sonríe, las cosas son las que son y no las que podían haber sido. Mientras algo se pueda hacer no todo esta perdido.


Una vez tuve un sueño, el peor de los sueños posibles, soné que era feliz y desperté. Cuando lo hice las lágrimas recorrieron mis ojos y la angustia, el temor y el odio rondaron mi marchito corazón. Recé por soñar de nuevo con esa felicidad, roge por cerrar los ojos y volver a aquel sueño placentero. Pero el sueño nunca volvió, nunca regreso...Ahora me di cuenta que no puedes mirar al pasado y esperar, no puedes quedarte quiero y rezar porque la suerte te vuelva a sonreír. La felicidad no se vende en un mercado de segunda mano. La felicidad esta ahí, delante de nosotros, y si la buscamos, su luchamos por ella podremos algún día alcanzarla. Hace mucho tiempo soné que era feliz, hoy lucho por que mi vida sea como ese sueño y estoy seguro de que lo conseguiré. Pero esa, esa es otra historia.

martes, 17 de agosto de 2010

El tren de las Lagrimas


Los días pasan demasiado deprisa cuando uno es feliz. Y es que mi felicidad iba poco a poco en aumento con cada día que pasaba en Japón, con cada experiencia que vivia, con cada maravilla que veía...Una felicidad pura, libre de obligaciones, estigmas, pensamientos negativos o cualquier oscura luz que pudiera ensombrecen mi corazón. Esa felicidad que hace que la vida merezca la pena ser vivida. Que hace que todo cobre sentido, que hace que todo valga la pena.


Caminaba por las atiborradas calles de Akihabara, solo. Las luces de Neon bullían con todo su esplendor y la gente se cruzaba conmigo de forma natural, como si ya fuera parte integrante de aquel barrio. Andaba con la mirada fija al frente, intentando reprimir mis lágrimas, intentando no bajar la mirada para ocultarlas. No era una mirada altanera o provocativa, era una mirada estoica, triste y al mismo tiempo llena de una corriente de eterna felicidad. Era la mirada de un hombre que acababa de dejar atrás parte de su ser. Que había dejado para siempre atrás...algo.


Las horas se escurrían entre mis dedos, dispuestas a marchitarse por mucho que intentara detener su inquebrantable avance. Imagenes de recientes felices momentos me abordaban sin compasión y mi rostro se encogía en recuerdos de felicidad infinita. El momento de la partida, tenía que llegar antes o después. Y llego, con toda su contundencia, con toda su crudeza, con toda su belleza.


El tren salio de Narita alrededor de las 9 de la mañana. Las estaciones pasaban y yo, oculto tras un sombrero negro, observaba por la ventana el paisaje que pasaba ante mis ojos. Mi alma, quebrada, se despedia de aquel paisaje que tanto había ansiado, que tanto me había fascinado y de aquellas maravillas que tanto me habían enamorado. En aquel vagón, asediado por el sueño y el cansancio, mis lágrimas brotaron como un rió de tristeza infinita. Brotaron como salpicaduras de amarga felicidad, la felicidad de haber encontrado un lugar tan maravilloso, de haberlo conocido, de haber encontrado en definitiva un lugar donde mi corazón se encuentra en paz y mi alma encuentra cobijo. El lugar donde me gustaría pasar el resto de mis días. El lugar donde ahora estoy seguro, quiero pasar el resto de lo que me queda de vida en este marchito mundo.


Cada vez que levantaba la mirada, una lágrima huía de mi ser. Sabía que iba a volver a ver esos paisajes, sabia que volvería a mi hogar pero...No podía dejar de llorar, lágrimas de felicidad en el tren rumbo a Narita. Por fin he encontrado un sitio al que amar. La vida corre por senderos nebulosos, y yo se muy bien que la felicidad del hombre no esta en ningún lugar en concreto, sino en el lugar en el que están las personas que ama. Mis amigos, mi familia, sin duda entenderán mi deseo de marchar, ya que antes o después todos tendremos que hacerlo, antes o después. Así pues...nada me retiene aquí, o como dice mi gran amigo Azif, casi nada. Me queda poco mas de un año para mi marcha definitiva, y solo una única cosa podrá detener mi marcha, el amor. Nada mas sera capaz de detenerme. Solo el amor.


Cuando cruce la frontera y entre en territorio internacional, estaba completamente seguro que si miraba hacía atrás me vería a mi mismo con la mano alzada, despidiendome con una sonrisa de "hasta pronto". Y es que parte de mi, parte de mi alma, se ha quedado para siempre allí, en Japón, disfrutando, soñando y siendo feliz. Esperando que el resto de mi que ahora se encuentra en tierras lejanas e inhóspitas, pueda al fin regresar y volver a ser uno. Volver a ser uno con la tierra, la cultura y el país que me han robado el corazón. Pero esa...esa es otra historia.


Un abrazo a todos, especialmente a mis amigos. Os quiero, pero sin mariconadas.^^

viernes, 6 de agosto de 2010

Recuerdos en la cumbre


Recuerdo como si fuera ayer cuando sentado en una fría tarde de invierno vi por primera vez un vídeo sobre Tokyo grabado por un turista. El turista mostraba su ilusionado viaje, su llegada y su primera excursión, que fue a lo alto de la Tokyo Tower, una famosa torre de Tokyo a la que se podía subir con un ascensor. La verdad, a mi no me llamo mucho la atención el sitio, pero hoy visitándolo he cambiado completamente mi opinión.


El segundo día de viaje empezó en Ginza, un barrio pijo por excelencia lleno de altos edificios propiedad de las principales marcas de la electrónica, la moda y la tecnología. Como zona pija por excelencia, estaba llena de gente de bien, coches caros y muchos muchos turistas. Primero fuimos a la tienda de Apple, donde me horrorice de los terribles precios de los complementos de la dichosa marca. Sin comprar nada y tras subir y bajar del ascensor automático, nos encaminamos a la tienda Sony, donde pudimos ver lo último de lo último de la tecnología de la marca de electrónica. Maquinas antivibraciones, televisiones 3D y demás inventos curiosos todos ellos adornados por miles y miles de peceras con extraños peces. Bueno, en realidad había solo dos^^.


Tras eso nos encaminamos al palacio imperial. Allí me encontré con un poderoso enemigo, el sol abrasador tokyota. Como la crema la tenía en mi maleta extraviado me di cuenta demasiado tarde de que aquel sol me estaba abrasando la cabeza. Mi piel se estaba tornando peligrosamente roja, así que anduve por las pocas sombras que nos ofreció la inmensa explanada del palacio intentando uir del sol sin mucho éxito. Allí había mogollón de arboles pero ninguno mas alto de dos metros y por supuesto poseedores de sombrar casi inexistentes de lo ñoños que eran. Bonitos, mucho, pero infuncionales. El palacio imperial en si es un inmenso jardín a merced del duro sol del verano. Nos cruzamos con un grupo muy numeroso de Nippones que estaban limpiando los jardines del emperador a mano, cuando pasamos a su lado, todos al unisono nos saludaron como si estuvieran ocultando algo y tuvieran que disimular....Nose, recoger hierbas a pleno sol por voluntariedad....En fin, que no había na en el palacio imperial.


Tras comer y visitar la tienda Pokemon...Un centro pokemon en el centro de Tokyo en el que nos vimos asediados por miles y miles de niños yonkis dispuestos a hacerse con todo el maldito merchandansing pokemon. Los niños no se detenían ante nadie y mas de uno habría sido capaz de tirarme y pasar por encima mio para alcanzar el peluche de su porremon favorito. Aquella tienda, era el infierno. Como digo, después de la tienda fuimos a la Tokyo Tower y al templo que hay a sus pies. El templo, fue el primero budista que veíamos y la verdad es que estaba bastante interesante. Aunque no había ni Dios...solo Buda.


La verdad, no me hacía mucha ilusión subir a la Tokyo Tower, pero allí estaba, encima de la torre viendo Tokyo a mi alrededor. En ese momento, me acorde de aquel vídeo que vi una vez hace mas de 6 meses y un cumulo de recuerdos estallo en mi cabeza. Soy un afortunado y aquel lugar en el cielo el paraíso. Mirando por los grandes ventanales, paseando en soledad, las lágrimas recorrieron mis mejillas mientras contemplaba la belleza de la gran capital de este hermoso y maravilloso país. Tras un regreso por Roppongi, el barrio de las japonesa cachondas, las embajadas y las discotecas, me derrumbe destrozado y medio muerto en mi hotel. Al fin, con mi maleta.


El día termino pues, con sonrisas y nostalgias, agotado, quemado y con un eccema horrible por culpa del intenso sudor. Pero con un espíritu mas grande, un amor mas profundo por Tokyo y una parte de mi alma que reside ahora en lo mas alto de una torre de Tokyo. Espero volver pronto, espero volver a emocionarme con las maravillas que esconde. Espero...Pero esa, esa es otra historia.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Las luces de Akihabara


Ayer después de un largisimo viaje (y sin maletas) llegué por fin a Japón. Como estaba muy cansado apenas era consciente de las cosas que pasaban a mi alrededor. Sentado en el tren que me traía de Narita poco a poco fue subiendo mas y mas gente en el tren. Los primeros estudiantes, todos correctamente vestidos con su indumentaria escolar. La típica abuela japonesa que nos miraba como cara de decir "Malditos extranjeros" armando jaleo. Y sobre todo, muchas, muchas japonesas bellas. La baba se me caía cuando vi a una madre con su hermoso bebe en brazos, la pequeñina sonreía mientras su madre jugaba con ella, super e increíblemente adorable. Igual que un padre con su hija pequeña que contaban juntos los escalones que subían de una forma tierna y encantadora. Ais.


Girando la cabeza vi un anuncio de bebidas de Takeshi Kitano con su natural cara de pocos amigos y justo debajo mis ojos se iluminaron y se abrieron como platos cuando vio los hermosos campos de arroz, de un verde maravilloso entre un frondoso paisaje japones. Las primeras casitas, separadas una de las otras, en plena naturales o escondidas entre los campos, con bonitos jardines y una fusión con el ambiente que las rodea fascinante.


A los campos de arroz lo sucedieron los entrevesados barrios, en el que cada casa es distinta a la anterior y en el que me pasaría todo el día dando vueltas por las pequeñas calles (Andreeee) como hacía desde mi cuarto con el Google Earth, perdiéndome y sorprendiéndome con cada nueva casa de arquitectura inverosímil con la que me cruzara. Con cara de bobo repetí, "algún día tendré una casa como esa".


Tras conocer a mi amigo, al que le ha dejado la novia por cierto, me sentí confuso y ofuscado por el terrible calor que hace en Tokyo. No es que pegué mucho el sol ni que sea muy alta la temperatura, creo que no es ni por asomo tan alta como la de Zaragoza, pero es un calor húmedo y pegajoso que se hace realmente insoportable. Al cerrar los puños, los dedos se te pegan al condensarse el agua que flota en el ambiente. Como digo, estaba confuso y desorientado y no era muy consciente de lo que me rodeaba.


Todo cambio cuando me senté y comí mi exquisito plato de ramen con empanadillas chinas. Impresionante. Realmente una delicatese. Cuando acabe de comer y con la camiseta llena de manchas^^, nos perdimos por las calles de Akihabara (el barrio freake). Gente de toda clase y condición, miles de tiendas de electrónica, manga, videojuegos...Japonesas superkawai vestidas de sirvienta dando papelitos a voz en grito, y muchos, mucho ruido. No eres consciente de lo grande e inmenso que es todo hasta que no entras en la primera tienda. que por cierto, fue la famosa tienda porno de siete pisos. Nunca imagine que la industria del porno pudiera ofrecer tantas cosas como vi en aquella macrotienda del placer nippon. Inimaginables objetos, muñecas casi reales y miles y miles de cintas de contenido erótico de toda clase y condición. Los japoneses son unos pervertidos...pero mucho...


Tras salir de la tienda con un poco de mal royo por los vídeos de niñas en bañador y las muñecas que parecían crías de 10 años, mi amigo se despidió de mi y junto a unos españoles me perdí por las calles de Akihabara. Tras salir de mi segunda tienda, de varios pisos, y repleta de todo lo que un freake puede desear (Willy esto es el paraíso si te gusta el manga y el anime) empecé a ser consciente de donde me encontraba realmente. Me encontraba en Japón, en la meca del Anime y el Manga. Estaba en el paraíso. Innumerables tiendas y recreativas, miles de cosas sorprendentes e increíbles, un paraíso al alcance de mi mano y que mis pies recorrieron sin ser conscientes del cansancio.


Las luces de Akihabara cuando el sol se retira son simplemente impresionantes, hermosas, fascinantes. Son las 8 de la mañana aquí en Tokyo, no he dormido mucho y me espera un largo día de visitas. No se cuando volveré a escribiros, cuando saque algo de tiempo, pero estad tranquilos que os contare todo. De momento voy a desayunar y a caminar de nuevo por las calles iluminadas por luces de Neon y repletas de Nippones, con la felicidad por bandera y los ojos llorosos y fascinados abiertos como platos. Que me deparara mi aventura de hoy...Esa, esa es otra historia.