sábado, 4 de junio de 2011
Un profesor Extraordinario
Esta semana han pasado muchas cosas. Unas buenas y otras malas. Tal y como ya dije en las anteriores entradas de este blog. Esta semana he vivido algunos malos momentos, otros buenos y como no muchos tediosos en la biblioteca. Esta semana ha pasado algo, que jamás volver a pasar, y es que se celebro la cena de fin de curso de japonés en la universidad. En mi universidad solo hay 4 cursos de japonés y el último lo concluí el pasado Miércoles, así que la historia del japonés en la universidad parece terminar aquí.
Como ya es tradicional, decidimos hacer la correspondiente cena de fin de curso. Pero esta fue especial, mucho mas especial que todas las anteriores, pues fue la última la que asistiría como alumno de mi profesor. Por ella, todos estábamos apenados y un tanto melancólicos. Todos estábamos un poco inhibidos y pensativos. Todos intentábamos aguantar la emoción y no recordar la emoción que nos recorría al recordar todos los momentos que hemos pasado juntos, los buenos y los malos, lo que hemos aprendido, las risas que nos hemos echado y en definitiva todos hicimos un pequeño recuento de estos maravillosos e inolvidables años que hemos vivido juntos.
Echare infinitamente de menos a mis compañeros, pero se que ellos estarán ahí, pues ahora son mis nakamas, para bien o para mal. Pero a quien de verdad voy a echar de menos, es a mi profesor. No porque no lo vuelva a ver, o por que esto signifique perder el contacto para siempre con él, sino porque creo que jamás volveré a recibir clases de él, ya no sera mas mi sensei.
Esto me hizo recordar el primer curso que dí con él, me hizo recordé el momento en el que le conocí, me vinieron a la mente las cosas que me enseño, me vino a la mente los buenos y los malos momentos. Sus anécdotas, su sonrisa, sus comentarios y todo el apoyo que nos ha dado y brindado en todos estos años. Recuerdo cuando al final del primer curso, hace ya mucho tiempo, decía lo afortunado que me sentía por tener la oportunidad de dar clase con un profesor así en mi ciudad. La suerte que había tenido de poder iniciarme en el japonés con él.
Ahora mas que nunca lo se. Ahora mas que nunca se lo afortunado que he sido, ahora mas que nunca se la suerte que he tenido. Y por ello no puedo sino sentirme feliz, me siento muy feliz. Me siento el alumno mas afortunado del mundo y estoy seguro que lo recordare a él y a sus clases con inmenso cariño el resto de mi vida. El resto de la vida que comienza ahora, en la que continuare con el estudio del japonés, esta vez sin su tutela, pero con su espíritu acompañandome cada día. Con su recuerdo grabado en mi mente, con su fortaleza y su sonrisa en mis pensamientos. Paco, ya no me dará clase nunca más, pero aun así sera para siempre mi sensei. Siempre. Y es por eso que no voy a fallar en esta lucha, por eso se que lo conseguiré, por eso se que nada me detendrá en la tamaña empresa de aprender japonés. Lo haré, porque puedo hacerlo, por que se que puedo hacerlo, y por que mi profesor no es otro que el grandioso, que el único Paco-sensei.
Hace algunos años entre en una clase y conocí a una persona extraordinaria, con la que he pasado algunos de los mejores momentos de estos dos últimos años. Una persona única y extraordinaria a la que siempre llevare en el corazón, que siempre sera mi referente y mi maestro, que me demostró que puedo aprender japonés, por muy difícil que este sea. Muchas batallas me esperan, pero no estaré solo en ellas...Pero esa, esa es otra historia.
Debe ser por la lluvia pero mis ojos estan llenos de lagrimas...
ありがとう パコ先生!!!!!!!!!
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