viernes, 18 de febrero de 2011

Regreso a Yokohama


Hoy me he decidido a contar esta historia. Me he resistido mucho tiempo ha hacerlo. Cuando comencé a relataros mi último viaje a Japón tenía la intención de hacerlo, pero al final el recuerdo y las circunstancias me hacían dejarlo correr. No es una historia triste, según como se mire claro, pero no tiene un final feliz. La cosa es que quiero terminar ya mi viaje a Japón con esta pequeña historia, que como todas las historias tuvó sus antecedentes. Vamos pues, a terminar el viaje del 2010 juntos.


Nos encontrábamos en medio del maravilloso viaje a tierras nipponas. Ya habíamos pasado el ecuador y solo quedaba menos de una semana para que abandonaramos el país. Durante la primavera pasada conocí a varias amigas y amigos en España y quería aprovechar la oportunidad para volverlos a ver en Japón, no se, me hacía ilusión poder quedar con ellos. Así que tras muchos intentos, al fin lo logre y un Miércoles, mientras el resto de mis compañeros se encaminaban a la excursión diaria yo me dirigí, de nuevo, a Yokohama. En el viaje anterior a este ciudad me había fascinado por completo. Siempre tendré en mi memoria, grabado a fuego, la imagen que me ilumino cuando subí a lo alto del Landmark, pero eso lo podéis leer en una entrada anterior. El caso es que tome el tren rumbo a Yokohama, rodeado de Nippones y con el móvil en la mano. El viaje era bastante largo, así que me puse con mi móvil a revisar el correo y esas cosas (en parte para sentirme cómodo ya que todos los nippones estaban con sus móviles o maquinetas).


Entonces comenzó el cuento. En mi correo de hotmail leí un mensaje que había llegado durante la noche. Era de una amiga muy especial que había conocido en su estancia en España. La armonía reino entre los dos desde que nos conocimos y con cada día que quedábamos y pasábamos juntos nuestra amistad fue creciendo y fortaleciéndose. Desgraciadamente, cosas del destino supongo, nos conocimos pocas semanas antes de que ella volviera a Japón, con lo que la historia acabó con un abrazo y un adiós en la estación de autobuses a altas horas de la noche. Recuerdo muy bien aquel día...lo recuerdo muy vivamente. Aun hoy, me toca recorrer el camino que nos llevo hasta la estación, de hecho recorro parte de él cada día, y cada día alzo la mirada al cielo y miro las estrellas en busca de no se que respuesta. Durante el me siguiente, cada día fue tristeza y los recuerdos dolorosos. Me hice a la idea de que aquella bonita historia murió nada mas empezar.


Así pues, me sorprendí muchisimo, cuando en aquel vagón de tren, leí un mensaje suyo confirmándome que ella también asistiría a nuestras quedada en Yokohama. No se que expresión puso mi cara, pero si recuerdo que me puse super nervioso, un jubilo contenido me inundo y no pude mas que sentir una desbordante felicidad. La iba a volver a ver, aunque fuera por última vez. Llege a Yokohama con bastante antelación, en parte porque temía perderme por la estación y en parte porque no sabía muy bien como narices llegar hasta allí y cuanto me iba a costar. Así que como llegué con mucha antelación y hacía un calor infernal, me dirigí derecho al Landmark en busca de su aire acondicionado.


Allí pase el tiempo, dando paseos por el edificio, que ahora ya recuerdo muy bien, y curioseando en una librería en busca de diccionarios de español. Que no había^^. Fue bastante interesante mi visita a la librería en busca de libros en japonés y desee que algún día pudiera leerlos yo también. Sabía que si perseveraba, lo lograría.


Al fin el tiempo paso y la hora acordada llegó. Los nervios me inundaban todo, no podía estarme quieto y continuamente miraba entre la multitud temeroso de reconocerla, temeroso de su reacción, temeroso de los sentimientos que sentiría mi corazón en cuanto la volviera a ver. Ella siempre llegaba puntual. Por ello sabía que llegaría la primera, lo sabía perfectamente. Así que nervioso mire mi reflejo en un cristal, estaba bastante presentable, o eso me pareció a mi. Entre en una tienda de revistas y me refresque un poco. Tenía miedo a salir fuera, tenía miedo a verla, lo recuerdo perfectamente, recuerdo perfectamente mi nerviosismo como si aun estuviera en aquella estación esperando verla entre la multitud....Por unos momentos mi corazón se traslada allí y late con fuerza ante la perspectiva de volver a verla. Quizás...solo quizás...de algún modo aun permanezca allí para siempre enmarcado en aquel instante de nerviosismo y temor.


Y como predije allí la vi, de espaldas a mí, entre una multitud de gente que llegaba a la estación. La vi de espaldas y ella no me vio, así que con un suspiro comencé a andar hacía ella. Y tras soltar un comentario mundano (que afortunadamente no recuerdo) ella se giro y me miró....Pero esa amigos mios...sera parte de la continuación de la historia...






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