jueves, 9 de febrero de 2012

Una excursión inesperada


Como ya os relate los lugares que visite en mi primer viaje a Japón con todo despliegue de detalles. Esta vez os contare de los lugares y vivencias que no pude disfrutar en mi primer viaje a Japón pero si en el segundo, de este modo no solo logro recordar buenos y emotivos momentos, si no que además puedo contaros algunas cosillas sobre el verano japonés que quizás os interesen de cara a un futuro viaje a estas tierras. hoy empezare hablando de los Matsuri. Muchos ya sabréis de lo que os hablo, para los paganos, podemos decir que los Matsuri son las típicas fiestas de pueblo de aquí, pero a la japonesa. Es decir, que no tienen nada que ver, ni por asomo, con las de aquí. Aunque en ambas es costumbre beber hasta que el cuerpo aguante^^. Hoy os hablaré de uno de los que visite, que fue algo especial.

Era una tarde aburrida en Tokyo, si aburrida, cuando llevas un mes y medio allí algunos días simplemente no tienes ningún plan especifico que hacer, además el cansancio de tanta fiesta al final te pasa factura de una forma u otra. En esta ocasión estaba con un compañero, pasando la tarde y pensando que podríamos hacer para no darla por perdida. Hablando con una amiga japonesa y tras varios regates logre que nos dejara acoplarnos a un Matsuri al que iban a ir. Era en el desconocido barrio de Nakamurabashi. Así que cogimos lo primero que teníamos a mano y allá nos fuimos.

Pese a que el sitio en cuestión no estaba especialmente lejos, de hecho solo teníamos quehacer un trasbordo en la linea JR, tuvimos una pequeña incidencia ya que sin saber muy bien porque, nuestro tren una vez llegó a Nakano, dio marcha atrás y volvio a HigashiNakano (que era la estación de la que veníamos). Por supuesto lo anunciaron en la megafonia, pero nosotros estábamos hablando de otras cosas y no nos enteramos. Así que como tontos perdimos 20 minutos inútilmente hiendo y viniendo entre Nakano y Higashi-nakano. Aunque finalmente, y con retraso llegamos a la estación señalada.

Ya nada mas llegar y como en todos los Matsuri, había multitud de japoneses apelotonados disfrutando del festival. La estación daba a un cruce de caminos donde habían colocado unos faroles y una bonita iluminación que le daba al paraje un aspecto bonito y muy japones. Nada mas llegar, unos niños vestidos de colegiales nos dieron unas estrellitas hechas a mano, donde podíamos poner nuestros deseos para posteriormente colgarlo en un árbol. Así que como nuestro amigo en común estaba en esos momentos cortejando a una japonesa pues...En fin, le deseamos lo mejor^^. Y con nuestro deseos escritos en una estrella de papel de colores y colgados de un pino, nos adentramos en lo que venía a ser el festival.

Al fin, nos adentramos junto a una marabunta de felices nippones por una calle estrella pavimentada donde a cada lado se sucedían multitud de tiendas de recuerdos, pero sobre todo de lo que mas hay en estos tipo de eventos, comida a montones y de multitud de tipos. Toda deliciosa y apetitosa. Pero como nosotros eramos pobre de espíritu y de corazón, solo compramos lo mas típico y baratejo, además a esas horas no había mucha hambre. Pollo teriyaki megabueno y unos takoyakis. Y aquí el primer consejo sobre la comida japonesa. Los takoyakis, aunque parezca que están fríos por fuera. ATENTOS, que por dentro igual están ardiendo, no os queméis la lengua y os abraséis el esófago. Con todo están megabuenos y cada día los echo de menos...

Comimos y bebimos acompañados de nuestras amigas japonesas y de un Sueco de color, que curiosamente conocía al equipo de mi ciudad (el único de los que pregunte en Japón) lo cual me hizo una estúpida ilusión. Y vimos la sucesión de comida que se nos presento ante nuestros ojos, de todo tipo y condición. Algunas desconocidas y otras que deseamos por comer pero no pudimos. También vimos a unos "españoles" de Barcelona^^, haciendo una "paella". Aunque era mas bien una fideua de fideos largos, pero bueno, nos llamó la atención. La gracia del festival es que del techo de la calle, colgaban cientos de muñecajos echos de cartón y papel, por los niños de la escuela del barrio durante todo el año. Había muñecajos de Doraemon, de Ultraman, de personajes de comic, de animales, de todo tipo. He puesto alguna foto entradas anteriores^^. Muy curiosos todos, una autentica currada, no paramos de hacer infinidad de fotos.

Tras el paseo, acabamos la noche tomando una copa en un izakaya y volvimos felices a nuestras casas, habiendo disfrutado de una apasionante tarde nippona en un típico matsuri...Pero hubo mas matsuri en el viaje, algunos incluso peligrosos, pero esa, esa es otra historia.


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