Continuando con la rutina de los días de poco sueño y las largas jornadas de clases y prácticas el tiempo parece decidido a dar tirones sin sentido. Un día me veo comenzando una dura semana y al día siguiente me encuentro conque la misma esta a punto de acabar. Y así pasan y pasan las semanas sin descanso. Y sin detenerse. Que pase el tiempo que nos separa del verano, es bueno, pero también es malo. Veo mi agenda y voy pasando una a una las hojas descubriendo que cada vez están mas y mas cerca los últimos exámenes de Julio. Los últimos, parece extraño, pero es así. Son los últimos.
Y mientras las hordas de estrés se abalanzan sobre mi me encuentro sin avanzar hacía ningún lado. Aun atorado y obstaculizado por los miedos recientes y por las incertidumbres de un futuro incierto. Llegara el momento en que ponga a trabajar, pero es tan duro el camino que esta por venir que aun me da mucha pereza mover un músculo hacía adelante o hacía atrás. Son tantas las dudas y las incertidumbres que aun están por venir, que se que cuando empiece a hacerlo solo me vendrán quebraderos de cabeza y tareas por hacer.
Mientras me pongo en marcha lentamente sobre sobre vuelan los miedos. Esos que nos atormentan a lo largo de nuestra vida, y que en cualquier momento se pueden lanzar sobre nosotros de forma implacable y cruel. Todos esos oscuros pájaros que no pueden ser evitados y con los que debemos convivir queramos o no. Esos oscuros a los que debemos hacer frente, esa oscura marea a la que nos tenemos que enfrentar. Todos esos miedos que debemos afrontar.
Siempre he pensado, siempre he tenido la sensación, de que todos estos miedos, todos estos problemas a los que vamos haciendo frente van mellandote poco a poco. Lo que ahora es superable, con esfuerzo, te deja unas cicatrices en el cuerpo y en el alma que algún día pueden hacer que no puedas superarlos. Es como si el propio cuerpo humano fuera agotándose poco a poco, décima a décima. Cada mas débil, cada vez menos preparado para afrontar los problemas, para hacerles frente, hasta que llega un momento en el que todo se acaba, en que hay un problema que ya no podemos superar.
Pero aun queda mucho por eso y aun hay energías para seguir afrontando los miedos que nos corroen. El tiempo se termina y pronto tendré que dar el paso definitivo para lograr mi sueño o fracasar en el intento. Cuando se llega al desenlace final, es cuando debemos utilizar la fuerza vital que nos queda y sufrir heridas incurables en nuestro cuerpo si es necesario por ver cumplidos nuestros sueños. Y así continuamos, una semana más. Con otras muchas historias mas.
domingo, 6 de mayo de 2012
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