miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nippones de fin de semana


Sin haber dormido mucho tras la odisea de los hanabi. Me desperté tras haber dormido tan apenas 2 o 3 horas. Estaba en estado de empanamiento total pero para mi sorpresa podía mantenerme en pie e incluso podía andar sin caerme yo solo. Así que me pegué una ducha refrescante, y aunque se me fue la hora del desayuno, baje todo molido para ver donde nuestro amado guia nos iba a llevar. El calor era intenso. Lo recuerdo muy bien, aquel día sude como un cerdo otra vez, pero mi cuerpo empezaba a acostumbrarse al calor y ya no me picaba cada parte de mi cuerpo. Las duchas maratonianas habían surtido efecto^^. Ya estaba adaptado al clima Nippon!!!


Tras pasar por una combini para comprar el desayuno, un rico Onigiri con mahonesa y salmón que estaba buenisisisimo. Nos dirigimos al mítico parque Yoyogi. Por si alguno no lo sabe, allí antiguamente todos los domingos se reunían lolitas gótica y miles de gaijin iban expresamente para hacerse fotos con ellas. Pero de unos años a esta parte, según nos contó Razi, las góticas se habían ido de allí y ahora la zona permanecía tranquila, desolada pero llena de gaijin^^. Entre ellos nosotros, que nos adentramos en el parque para ver el Templo que ocultaba en su interior. He de decir que no todos sobrevivimos a la noche de borrachera y aquel día tuvimos varias bajas en nuestro grupo, que se quedaron sobando en el hotel. Así que nuestro grupo era mas pequeño. Y encima los que estábamos, estábamos medio dormidos...Pero ahí estábamos.


Atravesamos varios toris inmensos y llegamos al templo. Era un templo bastante bonito y tranquilo. Los caminos estaban surcados por miles de vasijas, que se suponía que contenían sake, pero pa mi que estaban vacías porque había muchisimas. A las orillas del camino pedregoso, se alzaban arboles y una intensa vegetación, con lo cual era agradable pasear rodeada por la calma que otorgaban las sombras de los arboles y por supuesto con el sempiterno ruido de las chicharras. Fue una visita bastante bonita. En el templo, había unas hijas de deseos. Se suponía que escribías allí tus deseos y los echabas en una urna. Supongo que si te portabas bien los dioses te lo concederían. Yo pedí, aparte de lo típico, salud para los mios y tal y cual...Dos deseos expresos. Uno de ellos no se ha cumplido...y el segundo sí. Pero como no se hablan de los deseos porque sino no se cumplen....Aunque no se si esas reglas también son para este tipo de deseos...Da igual que no lo voy a contar!


Tras abandonar el templo nos dirigimos a otra parte del parque que era mas...abierta al publico. Era como cualquier parque occidental. Con sus paseos, sus arboles, sus quioscos de bebidas...Pero era Domingo, así que los Nippones tenían fiesta. Por ello había decenas de grupos de japoneses de toda edad y condición que practicaban diversas actividades culturofestivas. Algunos practicaban una obra de teatro. Otros ensayaban coreografías. Algunos simplemente bailaban. Había tipos disfrazados de colegialas bailando....En fin intento borrar eso de mi memoria. Era curioso ver a los grupos de nippones, reuniendose cordialmente en un parque para practicar cosas o simplemente reunirse. Fue una imagen muy pintoresca y agradable de contemplar. Pero extrañamente, mientras mis compañeros miraban a las japonesas bailarinas, yo centre mi mirada en el suelo porque algo me llamo la atención. En cuanto nos adentramos entre la hojarasca me percate de la presencia de pequeños agujeritos en el suelo. De inmediato me puse a investigar y al poco descubrí su origen. Unas arañitas minúsculas y superescalofriantes aparecían por ellos y reptaban por las piernas de los incautos que no estaban precavidos. Eran pequeñitas, pero eran muchas, y fue impresionante como se movían alertadas por la agresión hacía su hogar. Curiosas las arañitas escavadoras.


Tras el paseo descansamos en unos bancos. Yo particularmente me encontraba supercansado y superagobiado por el intenso calor del parque. No se como los nippones podían bailar con ese calor infernal. Allí nos llevamos una pequeña decepción, pues no se encontraba el tradicional "hombre que camina y baila". Es un hombre característico del parque que hace una extraña danza-ejercicio de lo mas rallante y extraña. Si queréis verlo, ved los vídeos de "Dos Freakes en Japón" en youtube. Nosotros lamentablemente no lo vimos, así que con la decepción encima abandonamos el parque. Fue curioso ver en el estanque inmenso que había allí a unas tortugas comehumanos nadando tranquilamente. Me sorprendió, porque una de ellas se escondió a la velocidad del rayo en el sistema de renovación de aguas del estanque. ¡Deben vivir allí! Incluso igual hay miles de tortugas ocultas en las profundidades del parque Yoyogi...Esperando..su momento...de invadirnos.


Finalmente, a la puerta del parque pudimos ver una característica estampa de fin de semana en el parque Yoyogi. Hay unos grupos de japoneses supernostalgicos, que se reunen to engominaos y disfrazados, y bailan imitando a sus ídolos americanos de los años del catapun. Se dividen en grupos, unos de los 50º otros de los 60º...Y bailan felizmente al son de canciones que seguramente sonaban en americana cuando nuestros abuelos eran jóvenes. Ya sabéis, Grease y esas cosas, lo cierto es que yo desconozco absolutamente todo sobre la cultura musical americana así que....No se^^. El caso es que era curioso y sorprendente verles bailar coreografías super chungas al son de la música. Se notaba que le habían dedicado mucho tiempo y esfuerzo y la verdad lo hacían espléndidamente bien. daba gusto verles. Era algo que queria ver al ir a Japón y no me defraudo. Curiosa forma de pasar el fin de semana que tienen estos nippones..


Aquí lo dejo por el momento. En la próxima entrada nos adentraremos en la calle con mas aglomeración del mundo, conoceremos al Dios de todos los veterinarios y que ocupa un lugar prominente en mi panteón personal y nos adentraremos en la caverna de Shibuya conocida como Mandarake. Pero esa, esa es otra historia.


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